Lo que venimos diciendo una y otra vez, es algo evidente, que no haría falta tener que demostrar, lo dicen ya las instituciones sanitarias independientes (Institute of Medicine) cuando hablan de la construcción del sistema sanitario del futuro, y lo dicen estudios como este que comentamos hoy: incorporar la voz de las personas, sus preferencias y sus impresiones en la selección y diseño de su tratamiento farmacológico es fundamental, vital, ineludible.
En un estudio publicado en la revista Psychiatric Service en 2010 y evaluado más tarde por la Evidence-Based Mental Health ese mismo año (pinchar aquí para descargarse el original), se incluyeron a personas de 18-65 años con los siguientes diagnósticos: esquizofrenia y trastornos esquizoafectivos (63%), trastornos depresivos con componentes psicóticos (12%), o trastorno bipolar (25%) y lo que se evaluó fue el efecto que tenía sobre el grado de adherencia al tratamiento, lo que se ha denominado una Directiva Psiquiátrica Avanzada (DAP). Esto no es más que un documento escrito en el que una persona expresa sus preferencias sobre el tratamiento que quiere recibir en caso de que por su trastorno, en un momento dado, no estuviese capacitado para hacer esta elección. En este documento la persona deja constancia de qué tratamiento preferiría recibir y también de qué tratamientos no quiere que se le aplique bajo ningún concepto. Es decir, no sólo se tiene en cuenta la preferencia de las personas y se les incluye en el proceso de toma de decisiones, sino que con esta estrategia se consigue hacer constancia de las preferencias que estas personas tendrían en caso de que por un brote agudo y una eventual indisposición para tomar decisiones.
La hipótesis de los autores es clara: la descentralización de la toma de decisiones a las personas que van a seguir un tratamiento farmacológico, hace que de por sí, estas personas estén más predispuestas a tener un buen grado de adherencia a estos tratamientos, de manera que se aumentan las probabilidades de unos resultados farmacoterapéuticos optimizados. Esta hipótesis genérica se concretiza en la evaluación que el DAP tiene sobre el grado de adherencia al tratamiento en estas personas.
Las variables de resultado fueron: Autoevaluaciones del grado de adherencia a la medicación que se hizo empleando una escala del 1 (nunca se toma la medicación) a 6 (nunca se le pasa tomar la medicación) que más tarde fue dicotomizada en 6 (nunca se le pasa tomar la medicación) versus el resto de respuestas ya que un 53% de las personas reportaron un 6. La otra variable fue la evolución en la medicación prescrita y su concordancia con lo expresado por estas personas en el DAP.
El estudio duró 12 meses. El diseño del estudio fue un estudio de cohortes.
Los resultados fueron los siguientes: las personas indicaron una media de 2.4±1.4 medicamentos en el DAP como medicamentos preferibles para ellos y 1.5±1.6 medicamentos en el DAP que rechazarían tomar. A lo largo del estudio el número de medicamentos preferidos por estas personas, según habían expresado en el DAP, se incrementó en un 27% (p<0,001). A los 12 meses el haber prescrito un medicamento de los indicados en el DAP predijo un mejor grado de adherencia al tratamiento (OR 7.8, 95% CI 1.8 - 34.0, p<0.01). Para ver más detalles de los resultados, ver el documento adjunto (pinchando en el enlace).
La conclusión de los autores es que prescribir aquellos medicamentos que han sido solicitados por las personas que los van a tomar y afectadas de enfermedad mental grave incrementa su grado de adherencia al tratamiento.
El estudio, metodológicamente tiene límites, por supuesto, pero esto no debe de alejarnos de que hay fundamentos muy sólidos para establecer la hipótesis que los autores establecieron, por lo que hay un buen grado de evidencia de partida, y los resultados del estudio son coherentes con esto. Quizás no deberíamos puntualizar la idea de que es el método del DAP en cuestión lo que hace que el grado de adherencia mejore, el DAP es una herramienta que como todo depende del uso que se dé puede dar mejores o peores beneficios, el fondo de la cuestión, que es la coherencia con los resultados de otros estudios y con los informes más avanzados que estudian la cuestión es que las personas tienen que tomar las riendas de sus tratamientos y para eso deben estar informados de todas las opciones terapéuticas y ser absolutos protagonistas de sus tratamientos.
Nosotros, en nuestro blog, humildemente con lo poco que podemos hacer hemos querido desarrollar una iniciativa que hemos alojado en la pestaña “PUNTÚA TU FÁRMACO” dirigida a la recogida de información de las preferencias de las personas por sus tratamientos. Es una iniciativa que ya ha tenido lugar en otros países con magníficos resultados, pensamos que es imprescindible que este tipo de iniciativas de desarrollen y va en consonancia con este estudio que comentamos hoy. Esperamos que realmente sea útil.
Que se debería contar con la opinión del paciente a la hora de decidir qué se le receta debería ser obvio... pero como desgraciadamente no lo es, se agradece una entrada como ésta.
ResponderEliminarUn saludo.