Informante: Víctor
Q.
Fecha de la entrevista:
20 de mayo de 2015.
Lugar: Escuela
Comunitaria de “La Plaza”. Alicante.
Investigador: Paco
Martínez Granados
Lo primero que quisiera es agradecer a Víctor Q. su valor y curiosidad innata, gracias a ese afán, he podido realizar esta entrevista. Su relato está plagado de humanidad, inteligencia, perspicacia y entusiasmo, y eso constituye todo un logro del que he podido disfrutar como investigador (más bien, como aprendiz de investigador). Así es que Víctor: gracias.
La entrevista en profundidad con
Víctor Q. ha sido una experiencia que me ha revelado lo fundamental de rescatar
la voz de las personas para comprender el fenómeno farmacoterapéutico y el
profundo alejamiento con respecto al discurso académico que trata de explicar
este mismo fenómeno. Mi sensación ha sido que Víctor Q. ha expresado en forma
de creencias, sensaciones y pensamientos, algunas claves difíciles de
cuestionar desde el ámbito biologicista, o desde cualquier revista biomédica o
mesa de congreso, y sin embargo, la herramienta empleada para extraer tan
valiosa información, no ha venido de la tecnología molecular, ni de la más
avanzada genética, ni ha hecho falta una inversión colosal de dinero en un
laboratorio lejano, no. La verdad, y el conocimiento pueden provenir también de
una conversación (como Borges recalcaba, las conversaciones son seres vivos,,,
se ramifican,,,) y de un contacto entre personas que tiene lo humano como
matriz de fondo, y tiene el “aprender del otro” como predisposición vibracional
ineludible, y es de este caldo de cultivo del que emerge un conocimiento de
incuestionable valor, necesario y fundamental para avanzar en la comprensión de lo que sería, en última
instancia, un proceso terapéutico. Y
avanzar en el entendimiento y conocimiento de este tipo de procesos humanos puede
ser tan válido como el avance en tecnología molecular.
De hecho, he tenido la
convicción de que cuanto más nos alejamos (desde las aulas, despachos,
hospitales…) de un afán de comprender y
más legitimamos el uso de herramientas farmacológicas no como medios en ese proceso terapéutico, sino como fines en sí mismos (el proceso acabaría
con la retirada del medicamento en la farmacia), al mismo tiempo, más nos
alejamos del relato de las personas, y visto así, el alejamiento que
constatemos tras la escucha activa de relatos como este, puede ofrecernos una
medida exacta, de cuánto nos interesa comprender
y favorecer procesos terapéuticos,
puede servir por tanto de “termómetro” de un distanciamiento vital, profesional
y sanitario con respecto al fenómeno sobre el que nos disponemos a intervenir.
Por tanto, léanse los estudios genéticos, y los últimos ensayos clínicos de los
más novedosos fármacos, pero sobre todo, no dejemos de leer el alma de aquellos
que toman asiento y se presencian
delante de nosotros, porque como dice Carlos González (el maestro, no el
pediatra), la presencia es el mejor regalo que podemos ofrecer al otro, y yo
añadiría que en nuestro caso, además, es una fuente inagotable de conocimiento.
Paso a comentar algunos aspectos
del relato de Víctor Q. y me dejo otros muchos en el tintero porque no quería
hacer el artículo demasiado extenso. Después de los comentarios tenéis la
transcripción de la entrevista completa.
De los primeros psicofármacos como elementos
que forman parte de la construcción de una personalidad “en burbuja” y su
degeneración en un brote psicótico.
En varias partes del relato Víctor
Q. manifiesta que sus primeros contactos con psicofármacos empezaron a ser más
o menos frecuentes y eran con ansiolíticos y antidepresivos, pero no con
antipsicóticos (que él percibe como fármacos más fuertes). El consumo de estos
primeros psicofármacos, según lo relata, tiene un impacto evidente en la
construcción de una personalidad que él define como “alejada” de su verdadero
ser. Es decir, el consumo de psicofármacos en una época juvenil (en una etapa
de construcción de la personalidad), tiene un impacto cognitivo, comportamental
y vivencial, lo que hace que esa personalidad se esté construyendo sobre una
“burbuja”. Cuando la exposición a esos psicofármacos ya no está (la burbuja se
rompe) queda en evidencia un inmenso cisma (entre lo que creías ser y lo que
eres), y ese cisma, según manifiesta Víctor Q, sería la base de un brote
psicótico. Esto se pone de manifiesto cuando le pregunto por cómo le sentaban
estos primeros psicofármacos en su primera juventud y Víctor Q. contesta:
“Me sentaban,,, pues mira, los antidepresivos me daban alegría, siempre
estaba contento con la gente, siempre de guasa, de fiesta, estaba en una nube,
y qué ocurre, pues que ni una cosa ni otra, cuando te tomas la vida como si no
pasase nada, está claro, esos momentos son felices y lo recuerdas como felices,
pero está claro que a lo mejor se iba creando una personalidad que no era la
tuya, entonces esa personalidad chocaba con lo que luego tú ibas necesitando o
ibas requiriendo de los demás o de ti mismo y a lo mejor con el tiempo te vas
descubriendo cosas que con la medicación parece como que están bloqueadas o que
hay una burbuja, esa burbuja te permite hacer muchas cosas pero luego te puedes
pegar un batacazo”.
El mensaje es algo así como que
la medicación no te permite confrontar con la realidad desde el principio, sino
que actúa como una “burbuja”, y por tanto, se imposibilitan procesos de
aprendizaje fundamentales que emergerían de la confrontación y superación de
dichos conflictos. Es curioso que Víctor Q. exprese que el descubrimiento de
ese cisma sea la base de un brote.
“…entonces claro, si no vas construyendo eso en base a tu
personalidad real, cuando llegas a esa edad te puedes pegar un batacazo y
entonces te encuentras con cosas que no has sabido afrontar o incluso te vas uniendo
a un hilo que no es el tuyo, y las amistades van rodeando ese hilo, y luego con
el tiempo dices, me cachis en la mar, si yo no soy así, entonces eso te hace
perder amistades o simplemente reestructurarlas y esas amistades al
reestructurarlas pierdes todo lo que has luchado o todo por lo que has empleado
todo tu tiempo, toda tu energía anteriormente, entonces claro, eso es la base
de un brote, o sea, el chocar la realidad contigo, el que creas tú que eres de
una forma y luego a lo mejor eres de otra y no pasa nada, lo que pasa es que
eso requiere un tiempo y el cuerpo se tiene que adaptar. Si en ese tiempo
tienes un brote violento o lo que sea porque estas rebelde contigo mismo o lo
que sea, lógicamente desde el punto de vista médico hay que controlarlo, hay
que controlarlo para que no llegue a más, porque lo primero son las personas y
no nos vamos a hacer daño entre nosotros, pero claro, eso crea un cisma en la
persona porque se encuentra con una situación en la cual te crees que te están
interviniendo en tu vida, que se están metiendo en tu vida, que te dan
medicación que te duerme, que babeas, etcétera y dices tú “madre mía, hace diez
años estaba yo como una flor”, y claro, eso es un choque, es un choque,,,”
De la cronicidad intrínseca al primer contacto con
psicofármacos y sobre connotaciones “anti-terapéuticas” del término cronicidad.
En un par de ocasiones Víctor Q.
hace referencia a que la cronicidad en la que se encuentra con respecto al
consumo de psicofármacos viene de su primer contacto con ellos, es decir, se
encuentran analogías al conocido discurso de “los porros son la puerta de
entrada a otras drogas más duras”. Lo dice, por ejemplo, cuando relata su
primer contacto con psicofármacos: “lo
que pasa, te explico, esos primeros contactos hicieron que ya no dejara la
medicación, es decir, que continuara en el tiempo, incluso en la mili …”.
Además me parece interesante que
el término “cronicidad” que a Víctor Q. le llega por parte del sistema
sanitario puede llevar asociado connotaciones que no dejan espacio a lo
terapéutico. Una de estas connotaciones asociadas a lo crónico sería la
decadencia percibida, en el sentido de que se pronostica un destino que es
ineludible y del que el sujeto no puede hacer nada, es decir, lo relega a un
papel apocalíptico en el que la persona no tiene ningún margen de actuación
sobre la construcción de su destino:
“Luego una cosa crítica entre comillas al médico es
afirmar, por ejemplo, que esto es crónico y que a medida que vaya pasando el
tiempo vas a estar peor, o sea que con la cronicidad, esas facultades
[cognitivas] se van a ir perdiendo con el tiempo y lógicamente te vas adaptando
cada vez peor. Yo contra eso lucho, digo “pero a ver, ¡tiene que ser mejor,
tengo que luchar!”. Porque si no existe una medicina A, pues probar la B o lo
que sea, es decir, el reloj del tiempo, a todos nos afecta, pero,,,”
Sobre los efectos de los antipsicóticos sobre la
capacidad para gozar la vida.
En multitud de ocasiones Víctor
Q. refiere que la medicación le impide gozar con plenitud la alegría. Hay
situaciones que deberían hacerle experimentar este goce, como cuando se
encuentra un amigo que hace tiempo que no ha visto por la calle, o cuando
planifica un viaje (a Víctor Q. le encantaba viajar), pero esa alegría, ese
goce vital, se refiere a él como un recuerdo que dejó de experimentar con los
antipsicóticos.
“Depresión, no porque yo sea una persona depresiva,
aunque me haya tratado en aquella época, pero yo sigo teniendo un pensamiento,
en líneas generales, optimista. La situación con respecto a la medicación, al
ser continuada en el tiempo, lógicamente te crea ahí un efecto depresivo y el
Modecate® me crea un efecto un pelín depresivo o sea como yo lo entiendo, un
pelín negativo, en cuanto a que cuando me lo inyectan, es como,,, imagínate, no
sé, como que te guste una cosa y des un salto de alegría, y te encuentres bien
porque te gusta esa cosa, ¿no? Eso no lo siento ahora. Con el Modecate® no lo
siento. Siento, siento apatía, línea fija.
-
¿Quieres decir que no sientes motivación?
Si. No siento, no me,,, por ejemplo, me saludas y veo una
persona que me gustar verla, ¡coño alégrate! Ahora sonrío, porque me alegra,
pero no tengo esa sensación de decir, “joder, qué felicidad”. O sea, me cuesta, aunque la tenga [la alegría
por ver a esa persona], no la expreso. Entonces estoy mono, mono, ¿sabes lo que
te quiero decir?, linealmente en cuanto a afectividad, en cuanto a mostrar
afectividad. Entonces eso no va conmigo tampoco, pero bueno, ya me estoy
acostumbrando a estar más serio, o sea, que en ese sentido lo entiendo, pero si
me pudiera poner algo,,,
Por ejemplo,,, hilvanar un viaje, pues que te de esa
alegría de qué voy a hacer, dónde voy a ir,,, No. En cuanto llego a mi casa,
llego destrozado, o estoy viendo la tele y sólo con las noticias ya me
deprimo…”
Esto podría tener un correlato
farmacológico en el mecanismo de acción de la mayoría de los antipsicóticos,
que al comportarse como antagonistas dopaminérgicos en determinadas regiones
cerebrales implicadas en procesos de motivación y en la experiencia de
sensaciones de refuerzo y recompensa, podrían quizás impedir experimentar estas
sensaciones con plenitud.
Esta merma “vital” de los
antipsicóticos es una de las cosas más difíciles de sobrellevar para Víctor Q,
y hacen que se relativice el efecto beneficioso sobre la sintomatología
positiva, ya que evaluando con mayor perspectiva, de poco puede servir, si al
tiempo que se va el delirio, se va con él las ganas de vivir…
“es esa falta de entusiasmo por la vida, falta de
empatía, falta de empatía social, de buscarte cosas, de vivir, de vivir, de sentir
lo que sólo tenéis vosotros, nosotros lo tenemos un poco mermado…No sólo el
hecho de tomarte Xeplion® o Modecate®, si te tienes que tomar Xeplion® o
Modecate® te los tomas, pero si no tienes ganas de vivir,,, Xeplion® y
Modecate® te podrán tapar el posible delirio, pero te tapan también las ganas
de vivir que la gente tiene, entonces, claro, ese tipo de cosas, pues me
gustaría que se ahondara en cubrir esas cosas, nos ayudaría mucho”.
Sobre los efectos de los antipsicóticos sobre los estados
de ánimo y sobre los síntomas psicóticos
Los antipsicóticos no actuarían
como agentes que erradican determinados síntomas o estados de ánimo sino como
agentes que inducen, o bien una indiferencia afectiva (merma en la curiosidad) con
respecto a los síntomas, o bien una incapacidad para canalizar ciertos estados
de ánimo de una manera sana (por ejemplo incapacidad para expresarlos).
Hay un extracto de la
conversación en el que V refiere que la medicación “tapa” estados anímicos como
la rabia y hace que no pueda expresarla de una manera “humana”, pero que luego
internamente estalla.
Cuando se refiere a las voces
que escucha, él refiere que siguen ahí, como antes, pero que ahora ha
encontrado la manera de reírse de eso, lo cual muestra un aprendizaje en la
gestión de esta sintomatología psicótica.
“Las voces, mira, yo hay veces que voy andando y oigo mi
nombre. Me vuelvo y no hay nadie, o me vuelvo, y hay gente que no sabe mi
nombre. Entonces digo “coño”. Pero ya lo he tomado como una broma, o sea, como
un “mira Víctor,,, pues Víctor” [se ríe],
Cuando se refiere a creencias
que pudieran ser “psicóticas”, Víctor Q. refiere que es donde reconoce mayores
beneficios a la medicación, al menos haciendo que pierdas curiosidad hacia
ellas y por tanto dejando de proporcionarles sostén:
“y luego el tema de las creencias, las creencias es una
cosa que fluctúa mucho con la medicación. Están [las creencias] mucho más
estables, tienes las creencias justas, y de ahí no te mueves. Sin medicación
puedes creer cualquier cosa, o atraerte cualquier cosa de una creencia.
Entonces, el tema de las creencias es un tema que reconozco que la medicación
me ayuda. El tema de creencias me refiero, por ejemplo, a que ahora me crea,,,
yo qué sé, que como he estado en Malasia, y es un país musulmán, pues que [yo]
me crea musulmán y salga por ahí diciendo que soy musulmán. Entonces claro, ese
tipo de cosas, y eso lo reconozco que la medicación lo atenúa mucho, lo atenúa
mucho, y entonces te piensas dos veces a la hora de decir las cosas, y entonces
tienes menos problemas…”
Sobre los efectos de Xeplion® [palmitato de paliperidona]
Se trata de una medicación depot
a base de palmitato de paliperidona, un derivado de risperidona. Víctor Q.
relata cómo esta medicación le indujo una diabetes (que remitió al suspenderla)
y cómo afectó de forma muy negativa a su cuerpo (que enfermó a raíz de ella).
Los detalles pueden leerse en la entrevista, pero quería rescatar el relato
acerca de la ansiedad experimentada bajo los efectos de este medicamento y que
describe como una ansiedad no reactiva a una situación o estímulo, sino a algo
que le inunda y viene de su interior:
“…Pues eso, entonces a raíz de ahí pues desapareció la
diabetes y yo le dije a la doctora “mira, con Xeplion® tengo una ansiedad
generalizada, pero interior, o sea, ya no es decir, “es que me pasa esto por
esto”, no, es que interiormente nace una ansiedad que me inunda y que no la
puedo controlar, o sea que nace de mi interior y ese interior tenía que ser la
medicación no podía ser otra cosa, porque si tú tienes pánico a las arañas es
porque hay una araña; si no está la araña no tienes pánico a las arañas. O lo
puedes pensar, pero no te enfrentas a ese,,, a ese,,, claro, esto era una
ansiedad que venía del interior, y que daba la casualidad que era a raíz de la
inyección de Xeplion®”.
Sobre determinantes de salud no farmacológicos
En la entrevista Víctor Q.
manifiesta que tiene una gran expectativa en la tecnología farmacéutica, que se
desarrollen fármacos que carezcan de esa merma cognitiva y vital que describe,
y que “proyecten lo humano”. En este sentido al preguntarle por sus
expectativas en cuanto a su salud, no duda en referirse a avances
farmacológicos venideros. Pero después reconoce que hay otros factores que sí
que tienen un impacto vital en el proceso de recuperación de la salud, y es
cuando habla del trabajo, al final de la entrevista. Su disertación me parece
inmejorable, describe y argumenta de una manera muy sensata un planteamiento
que él defiende como óptimo para referirse a toda la cuestión de las
incapacidades laborales, la enfermedad y el proceso terapéutico, recomiendo
vivamente su lectura y acabo con lo último que Víctor Q. me dijo, porque me
resultó de una contundencia irrevocable:
“Claro, es que [el trabajo] en una persona, es uno de los
valores más ricos que tiene, el poder trabajar, el poder demostrar las
actitudes, el poder desarrollarse en el mundo del trabajo, entonces si te lo
quitan, te quedas como he visto a mucha gente, que están en un banco y ahí se
tiran 8 horas y luego vas a dormir, y es que, ¡qué clase de vida es esa!,
¿sabes qué quiero decirte?, pues claro, ¡normal le que preguntes y que no te
conteste! o ¡normal que esté amargado! O que haya gente que se suicide. Es que
esa situación te lleva a lo más drástico, y ¡si!, está tomando Modecate® o lo
que sea, pero no está en la vida, ¡no está en la vida!, entonces claro, ese
tipo de situaciones hay que corregirlas, ¡si o si!, y hay que, desde el punto
de vista económico o social, o lo que sea, echarnos una mano, darnos
oportunidades como cualquier persona que pierda un empleo, que pueda
recuperarlo, a lo mejor no al nivel que puede hacerlo una persona normal, o con
las expectativas que tiene una persona normal, pero si sentirte parte de la
sociedad, que es importantísimo el trabajo”.
Y sin más dilación, os dejo con
la entrevista completa, hay un montón de cosas más que me dejo por comentar como
el rol que juega la homeopatía en su experiencia de vida o cómo se ven
afectados sus sueños en cuanto a emprender viajes,,, en fin, ¡se aceptan sugerencias
y comentarios!
Entrevista en
profundidad a Víctor Q.
Nací en Madrid, me vine muy jovencito a Alicante, me parece
que fue a los dos años estaba aquí, ya a partir de ahí inicié la vida en
Alicante. Estuve estudiando en el colegio agustinos hasta los dieciocho, hice
el BUP, el COU, y empecé mis pinitos en baloncesto, porque por la altura y tal,
empleaba muchas horas jugando al baloncesto y me fue bien, la verdad, conocí a mucha
gente allí, y entonces coincidiendo con el fin de los estudios, me pasé a jugar
más o menos profesional, entre comillas, porque todavía no había
profesionalidad en Alicante pero formamos un grupo, se llamó Lucentum, luego
entre estudios me pasé a formación profesional, me saqué el grado superior rama
informática especialidad administrativa e hice mis pinitos en la universidad,
estuve hasta segundo de químicas, no llegué a terminar el primer curso, pero
claro, tuve que decidir en aquella época entre el deporte y los estudios, y la
verdad, estaba tan a gusto con el deporte que me decidí a intentar afianzarme
un poco en el tema deportivo y entonces continué con el equipo.
Como teníamos muchas horas de entrenamiento me decanté por
hacer los estudios en FP2. Saqué los estudios con un compañero de baloncesto
que íbamos allí a jugar y tal y bueno, luego terminó el periodo de baloncesto,
y posteriormente terminó también el periodo de estudios y ya fue una época en
que teníamos que decidirnos si saltábamos al campo profesional de baloncesto o
no. Echo un poco de menos el no haber tenido la posibilidad, o la idea más que
la posibilidad, de no haber contactado con un agente profesional que me hubiera
llevado a jugar a Lugo o a donde sea, y no haber tenido más vida en el tema
deporte, pero bueno, me puse a trabajar, hice la mili en Cartagena, estuve un año
allí, y luego a la vuelta me puse a trabajar en una empresa, (Aegon seguros),
hice una entrevista de trabajo y bueno, muy bien, empecé a trabajar con ellos,
y luego ya por diferentes ramas de trabajo, tanto seguros durante los cuatro
primeros años prácticamente, en seguros (aegon) y en seguros (asefa) y luego me
dediqué un poco al tema comercial, salté al ámbito comercial en una empresa que
trabajaba para ONO…y luego estuve hasta que tuve un brote y tuve que dejar el
trabajo, hice un viaje a Asia, de tres meses, volví, y tuve problemas para
continuar y se juntaron el tema de la pérdida de trabajo con el diagnostico de
la enfermedad por lo que yo no me encontraba muy bien para afrontar, las
herramientas, me costaba tener herramientas como para defenderme en la vida.
-
¿Qué edad tenías
ahí?
Pues 32. Curiosamente fíjate, 32 que se supone que es una
edad como para empezar a tenerlas [creo que se refiere a las herramientas de
las que hablaba antes], yo tenía muchas pero las perdí, perdí esa,,, bueno el
tema está en que por circunstancias al iniciar una medicación muy fuerte, al no
salir de casa porque me sentía bastante tímido entre comillas o un poco falto
de ganas y de combatir, etcétera, pues entonces, solicité una pensión, esa pensión
se me concedió y luego han pasado desde ese momento 7 años hasta el día de hoy.
He tenido momentos de tristeza o sea de tristeza no, de
decir, “qué hago yo en la vida”, he tenido momentos de alegría, de tristeza, de
melancolía, de todo, de todo, y muchas situaciones las he enfrentado yo solo,
con lo cual, esto te da oportunidad como para salir más fuerte de las cosas.
Tienes una vulnerabilidad que llamáis vosotros ante la enfermedad o ante el diagnóstico,
o ante el tratamiento, por otra parte la medicación te deja un poco apagado,
-
Si, ¿cómo fue tu
primer contacto con la medicación?, ¿cómo lo recuerdas?
La primera vez que me tomé si quiera un Tranxilium®
[Clorazepato dipotásico] que es lo más básico fue a los 20 o 18 o 19, porque tenía
un trastorno pequeño de ansiedad. Bueno yo tengo, en mi familia está mi hermana
que tiene diagnóstico de esquizofrenia paranoide, es mayor que yo, tiene 50
años, pero ella lo ha acusado muchísimo más, está mucho más vulnerable, le
cuesta, se defiende bien, pero hablas con ella y está perdida, o sea, palabras
que vienen y van en el vocabulario, no las entiende, no sabe por dónde va y eso
pues yo no he tenido la paciencia suficiente para saberlo llevar y mira por dónde
a mi me ha servido también como estimulo para saber que, si tengo yo lo mismo
que ella y viendo cómo ha evolucionado la enfermedad en ella, pues también yo
luchar contra la enfermedad, que no me pueda la enfermedad a mí, ¿no?.
El primer contacto que tuve fue a raíz de estar en casa con
el estrés de la enfermedad de mi hermana y con mis padres y tal, pues me dio
una pequeña crisis de ansiedad, pequeñita, no respiraba a gusto, en fin, y
entonces fui al médico de la empresa de mi padre que se llamaba G., es un
gran profesional y entonces como estaba tratando a mi hermana me dijo, “tío no
te preocupes, tómate un poco de Tranxilium® y un pequeño antidepresivo a dosis
bajas”, dice “eso son crisis de pánico, pero que esto no es ná”. Y en esa época
me tomaba Seroxat® [Paroxetina hidrocloruro] y ya te digo de vez en cuando un
poquito de Tranxilium®, ahí fue un poco mi primer contacto con lo que fue la
medicina.
-
Y luego ya hasta el
brote que comentabas ¿no?
Si. Lo que pasa, te explico, esos primeros contactos
hicieron que ya no dejara la medicación, es decir, que continuara en el tiempo,
incluso en la mili, yo en la mili lo pasé prácticamente la mitad en psiquiatría,
iba, me perdía las guardias, hombre reconozco que algo de beneficio he tenido
en eso, porque las guardias por ejemplo no las he hecho [risas], claro, como ya
el médico decía que tenía crisis de ansiedad, pues me recetaba y me quitaba
guardias, en ese sentido, se puede decir que pase una mili cojonuda [risas],
pero claro lógicamente te vas adaptando
a una medicinas.
-
¿Qué tipo de
medicación te daban ahí?
Siempre, pues Trankimazin® [Alprazolam], Seroxat®
[Paroxetina hidrocloruro], es lo más fuerte, alguna vez yo siempre le he tenido
mucho miedo a los antipsicóticos porque, no sé, cosas así,,, pero no vamos a
ver no estaba yo lo suficientemente grave como para el diagnóstico en ese tiempo
ni como para un antipsicótico fuerte o cualquier cosa más fuerte que un
tranquilizante, pero vamos, en ese sentido llevaba siempre medicación, lo
típico tranquilizantes, benzodiazepinas, todo ese tipo de cosas
-
Y ¿como te sentaban?
Me sentaban,,, pues mira, los antidepresivos me daban
alegría, siempre estaba contento con la gente, siempre de guasa, de fiesta,
estaba en una nube, y qué ocurre, pues que ni una cosa ni otra, cuando te tomas
la vida como si no pasase nada, está claro, esos momentos son felices y lo recuerdas
como felices, pero está claro que a lo mejor se iba creando una personalidad
que no era la tuya, entonces esa personalidad chocaba con lo que luego tú ibas
necesitando o ibas requiriendo de los demás o de ti mismo y a lo mejor con el
tiempo te vas descubriendo cosas que con la medicación parece como que están
bloqueadas o que hay una burbuja, esa burbuja te permite hacer muchas cosas
pero luego te puedes pegar un batacazo.
Como en la vida, a los 20 te das cuenta de unas cosas y te
auto-diagnosticas o te auto-analizas de una forma, a los 30 eres distinto, a
los 40,,, entonces claro si no vas construyendo eso en base a tu personalidad
real, cuando llegas a esa edad te puedes pegar un batacazo y entonces te
encuentras con cosas que no has sabido afrontar o incluso te vas uniendo a un
hilo que no es el tuyo, y las amistades van rodeando ese hilo, y luego con el
tiempo dices, me cachis en la mar, si yo no soy así, entonces eso te hace
perder amistades o simplemente reestructurarlas y esas amistades al reestructurarlas
pierdes todo lo que has luchado o todo por lo que has empleado todo tu tiempo,
toda tu energía anteriormente, entonces claro, eso es la base de un brote, o
sea, el chocar la realidad contigo, el que creas tú que eres de una forma y
luego a lo mejor eres de otra y no pasa nada, lo que pasa es que eso requiere
un tiempo y el cuerpo se tiene que adaptar. Si en ese tiempo tienes un brote
violento o lo que sea porque estas rebelde contigo mismo o lo que sea,
lógicamente desde el punto de vista médico hay que controlarlo, hay que controlarlo
para que no llegue a más, porque lo primero son las personas y no nos vamos a
hacer daño entre nosotros, pero claro, eso crea un cisma en la persona porque
se encuentra con una situación en la cual te crees que te están interviniendo
en tu vida, que se están metiendo en tu vida, que te dan medicación que te
duerme, que babeas, etcétera y dices tú “madre mía, hace diez años estaba yo
como una flor”, y claro, eso es un choque, es un choque,,,
Pero bueno, pero si no es a los 30, es a los 40, o las 50,
yo qué sé, pero llega un momento en que ponemos el punto de mira o el punto de
inicio de una recuperación, en ese momento empiezas a ir para arriba, eso es lo
que pienso.
-
Entonces, hasta ese
momento estás con antidepresivos, con ansiolíticos, es lo que iban dándote, pero
en algún momento empezaron a darte antipsicóticos…
Si mira, es que es curioso, porque estuve, ya te digo, a
base de medicación antidepresiva y tal, y lo mío eran crisis de pánico, yo era
a lo mejor un poco depresivo, podía tener una personalidad un poco depresiva,
me acuerdo que me diagnosticaron, o me dijeron en un hospital o en un centro de
salud que tenía un esquizoafectivo, es decir, estaba rodeando la esquizofrenia
pero nunca tocándola. Porque claro, no había una ruptura con la realidad, es
decir, siempre sabía lo que era y ahora igual ¿eh?, lo que pasa es que en
aquella época, estaba mucho más activo, siempre esta actividad te lleva a estar
enfrente de la realidad y llevarla, pero bueno, qué ocurre, que tuve una pareja
con una chica, y me fui a vivir con ella, y estuvimos dos años juntos, y ella
me habló de que en su familia siempre se habían tratado con homeopatía, bueno,
yo lo vi como una cosa totalmente nueva, como un,,, entonces qué ocurre, pues
que ella, desde un primer momento, me dijo que dejase la medicación que no la
necesitaba para nada, entonces eso lo único que me creaba es un estado de ansiedad
continuo y de necesitar esa medicación para poder vivir,,, Qué ocurre, que yo
lo vi como un chorro de aire fresco ¿sabes? y entonces dije, pues venga, pues
vamos a probar ¿no? Nosotros nos separamos, no llegamos la pareja a buen puerto
a los dos años, y yo para que nosotros estuviésemos bien acudía a un homeópata,
contacté con una médico homeópata y le dije mira, he sido tratado en
psiquiatría por causas menores, o unas depresiones, unas crisis de pánico, y
mira, estoy con esta chica, nos hemos separado, ahora está la cosa así, quiero
que sea una relación amistosa, y que nos llevemos bien, pero bueno, era un
mundo totalmente nuevo, entonces claro, yo le conté en 3 o 4 o 10 folios pues
como me sentía tal y cual y me dijo, mira tú te tienes que tomar esta
medicación que se llamaba hysciamus niger
[es una planta de la familia de las solanáceas que a dosis alopáticas induce
delirios y psicosis], tal, pues me tomé la medicación, como se toma, pues mira,
lo dejas debajo de la lengua, son unas gotas,,, bueno.
-
No mezclaste con
alopatía, solo homeopatía ¿no?, ¿dejaste lo demás?
Yo al dejar la relación con ella, dejé la medicación.
-
llevabas medicación
crónica, ¿de qué tipo?
Tipo antidepresivos, tomaba Prozac® [Fluoxetina], entre Prozac®
y Seroxat® [Paroxetina], ahí me movía.
Entonces qué ocurre, que tomé esa medicación, o sea, empecé con la medicación
homeopática y yo, la primera dosis que tomé homeopática me puso como una moto,
pero nervioso, y entonces le dije “doctora, ¿esto es normal?”, y me dijo “tómate
el triple,,, tómate el triple porque te tiene que generar una energía que
necesitas una aportación mayor para que tu cuerpo responda”, y bueno, el caso
es que yo empecé a tomarme eso, e iba como una moto, efectivamente, aumenté la
medicación, iba como una moto, y,,, como una moto, pero no había pérdida de la
realidad, o sea, yo no me notaba mal con lo cual, decía, “bueno, esto es milagroso,
no me tengo que tomar medicinas y encima, fantástico”, bueno pues continué así
dos años.
En esos dos años mi vida fue, cómo te diría, de desenfreno
absoluto, porque económicamente andaba bien, gastaba dinero a espuertas, y lo
que entraba gastaba, pero no me sentía mal, en ningún momento, ni tenía un
concepto de gasto sino simplemente trabajo, trabajo, trabajo y diversión,
diversión, diversión. De vez en cuando a nivel de medicinas tomaba, porque
acudía a G. en esa época, o sea, entre los dos años que estuve
homeopáticamente tratado, al año, acudí a la consulta del Dr. G., y le
dije “mira me estoy tomando homeopatía, pero noto un poco tal, para el trabajo,
estoy un poco que llevo una revolución un poquito mayor de lo normal y tal”,
dice “tómate Seroxat®, que no te preocupes que esto nada, es una fase y tal, y
tómate esto”, pero qué ocurre, que esa medicación me iba separando del mundo
por así decirlo alopático, me entiendes ¿no?, o sea me iba separando, yo no sé por
qué pero cada vez que me la tomaba, decía, pues para qué voy a ir a un médico,
para qué si no lo necesito, si yo no lo necesito, y venga a tomarme esa medicación
y cada vez más separado, cada vez mas separado, hasta el punto que no iba ni
para un constipado, o sea es que ni lo tenía, pero es que no iba, pensaba, los
médicos tal, los médicos cual, los médicos pascual, y entonces claro, hice una
ruptura tan grande con el mundo medicinas que has estudiado tú y que usan los
médicos que al tomar ese camino pues me fue separando, separando, separando,
con lo cual cuando volví al tema homeopático o sea perdón al tema alopático o
sea a la medicina claro, ahí saltaron las alarmas, con todo el tiempo que no volvía
a estar tratado de una forma por así decirlo médica, ¿no?, y la energía que
llevaba yo era totalmente contraria; si la energía, los pensamientos, la
reacción, las ideas, eran totalmente contrarias al “tú tómate esto y tranquilízate,
ve paso a paso”, pues entonces qué ocurre, ahí está la ruptura, entonces no ha
habido ruptura de la realidad en el sentido,,, a ver, sí, yo he tenido voces,
he oído voces, me han asustado esas voces, he tenido miedos, pero claro, esos
miedos, pues se han quedado ahí como crónicos, entonces esa cronicidad, claro,
al estallar por así decirlo la burbuja,,,
-
¿cuando empezaron
las voces?
Eso a último del tratamiento homeopático.
-
¿que fue cuando
volviste con el psiquiatra?
Volví a G. y me dijo “yo ahí ya no puedo hacer nada,
vete al centro de salud y a través del centro de salud que son muy buenos
profesionales, te tratas y empiezas a tratarte”. Y entonces acudí al centro de salud
de mi barrio y les expliqué, y entonces el médico dijo “aquí hay un delirio”, [se
ríe], me acuerdo que lo diagnosticó, le conté la historia, la misma historia
que te estoy contando aquí y diagnosticó, dijo “aquí hay un delirio”. Con lo
cual delirio igual a Modecate® [Flufenazina, decanoato] o lo que sea, pero
antipsicóticos, y se instauró en mi vida el antipsicótico, y a partir de ahí.
Entonces ese fue el desarrollo, claro, imagínate,
acostumbrado a decir, “pues ahora me voy a yo qué sé, a los toros de San Fermín”,
o “ahora me voy a no sé donde”, pues yo perdí esa fuerza, esa capacidad, tenía
muchos miedos, pero entiendo que a lo mejor la medicina homeopática si no tiene
un dictamen científico, que creo que no lo tiene, porque a día de hoy no está
demostrado, pues es un pequeño veneno en dosis mayores, o en dosis menores o en
la dosis que te tomes, entonces a lo mejor ese veneno ha entrado en mi cuerpo y
ha hecho que tenga un brote psicótico. Con lo cual imagínate la gracia.
Entonces, claro, a raíz de ahí, pues enfermé, enfermé y el
cuerpo se enfermó, y entonces pues eso, antipsicóticos, tranquilidad y tal, y
es mucha lucha porque tienes que llevarlo todo porque yo aparte socialmente he
perdido amistades, y he conseguido otra ¿eh?, pero vamos, te quiero decir, ese
tratamiento así fuerte y esa ruptura con la familia, y con la familia que de mi ex pareja y volver
aquí a Alicante, que no había tratado mucho con Alicante porque había tratado
con Alicante pero no con el barrio, por ejemplo, o sea, hay gente que es de su
barrio y de ahí no se mueve en 20 años, 40 años, y entonces tiene sus amigos,
tiene sus cosas, pero claro, yo no, yo me había ido primero por el baloncesto,
me había acostumbrado a viajar a ciudades, a jugar y volver, pero vas conociendo
ciudades,,, Lo que más me ha costado, lo que más me cuesta es la idea de no
poder coger un coche y decir, “pues ahora me voy a Málaga, y ahora hago mi vida
en Málaga” o hago un fin de semana o un mes o lo que sea., económicamente
tampoco se puede porque lógicamente la pensión no te da para hacer este tipo de
cosas.
-
¿por qué sientes que
no puedes hacer un viaje a parte del factor económico? ¿a qué te refieres?
El factor cognitivo, o sea lo que tú me hablabas de
cognitivo, es decir, llego a un sitio por ejemplo y me encuentro que no. Ahora
me pasa cada vez menos, pero me encuentro como que no sé, como que no
pertenezco a ese sitio, como que un estado ahí de no sé, de empatía con el
entorno, que me hace tirarme para atrás,,, no sé, llego a un sitio y me quedo
así y digo “fotré, seré yo el extraño”, o lo que sea,,, entonces eso son
tonterías desde el punto de vista de una persona que está bien, pero ese tipo
de cosas son las que tenemos los enfermos diagnosticados o los que tenemos este
tipo de trastorno que hace, no que la gente te vea rara, sino que tú mismo te
ves raro y proyectas esa rareza, pero no porque la gente en su opinión sea,,, no.
Lo que pasa es que si tu vas a un sitio y estas todo el rato mirando pa los laos, no te encuentras a gusto. Que
a lo mejor ya no te encuentras a gusto, hay muchísimos factores psicológicos que
yo ahora gracias a una terapia psicoanalítica estoy consiguiendo un poco
averiguar por qué motivos tal, pero claro, ese estado pues hace que no coja el
coche por ejemplo y me vaya de vacaciones a Torrevieja o lo que sea, y luego,
ahora que estoy en esta etapa, lo enfatizo todo en el tema económico, porque
económicamente no me llegan las cosas y tengo que luchar siempre con el tema
económico.
-
¿Cómo ha sido tu percepción
con la medicación? ¿qué efectos has notado? Sobre todo con los antipsicóticos, ¿qué
efectos?, ¿notas algún beneficio?, ¿algún efecto que te ayude en algún sentido?
Mira yo soy muy escéptico con estas cosas. Seguro que tiene
algún beneficio, pero yo no lo encuentro. Soy muy luchador con esto, muy
rebelde. Seguro que tiene algún beneficio, seguro, porque está claro que tiene
que calmar el alma de alguna forma, pero te puedo asegurar que tener antipsicóticos
en el cuerpo hace que te plantees muchas cosas, el ritmo de vida, relaciones
sociales, o por lo menos, claro, lo que pasa es que yo entiendo que ahora están
enmarcadas en un,,, por así decirlo, en un ehhhhhh, fffff, en un,,, no sé
decirte la palabra, pero en un estado de normalidad
entre comillas. No eres una persona normal, que tienes tus problemas, tus
actitudes, tus beneficios o lo que sea, pero que estas tranquilo siempre, con
lo cual, te manejas, pero la profesión va por dentro, es decir, interiormente surgen
muchas ideas, surgen muchos estados de ánimo,
-
¿,,,que tu atribuyes
a la medicación?
No, que yo atribuyo a la medicación no, que la medicación los
tapa [supongo que se refiere a los estados de ánimo], es decir, que la medicación
yo entiendo que los tapa, pero que existen,
-
¿como qué?
Como por ejemplo, la rabia, estar en un sitio y por ejemplo
si te dicen una cosa porque has tenido o porque has oído algo que no te gusta,
pues siempre te lo tomas de una forma calmada, pero a lo mejor otro salta y eso
le sirve para expulsar la ira. Yo la ira la acumulo en casa, si estoy en casa,
-
¿Quieres decir que la
medicación no te deja expresar tu ira?
Efectivamente, que hay veces que no expreso esa ira, que no
la expreso de una forma normal, y no estoy hablando de formar un lio [se ríe],
pero de expresarla de una forma más humana, no porque yo, no sé, por ejemplo,
ehhhh
-
¿y en qué sentido
crees que no te deja expresarlo?
Pues porque por ejemplo no lo expreso directamente con la gente,
lo expreso internamente. Cuando estoy en casa, por ejemplo, me cabreo, pero
cuando estoy con las personas no me cabreo, pero cuando a lo mejor algo me ha
sentado mal, y se lo tenía que haber dicho [a la persona que le ha ofendido],
ese tipo de cosas. Con mi padre por ejemplo, hablo con ellos y me enfado y a lo
mejor luego estoy en la calle y muy bien con ellos, es decir, es un poco
extraño, son extrañezas, que hacen que,,, y las tengo porque, mira, esas
rarezas que hacen que lo que pasa es que claro,,, yo también me encuentro con
que la gente te dice, mis padres, por ejemplo, me dicen, “¡qué bien estas, qué
bien, qué a gusto!”, aunque tengamos esos enfados o lo que sea, “¡pero qué bien
estás , qué a gusto estás!, y yo digo “bueno pues será que algo está haciendo
la medicación”. Pero luego yo estoy,,, lo que más me cuesta es adaptarme a la
vida, adaptarme al día a día, al “ven aquí, ve allí”, pero va por momentos,
porque hay momentos que estoy más lúcido y momentos que estoy más,,,
-
y con respecto a las
voces, eso que decías que en un momento te vinieron, ¿has sentido que la medicación
te hace algo?
Las voces, mira, yo hay veces que voy andando y oigo mi
nombre. Me vuelvo y no hay nadie, o me vuelvo, y hay gente que no sabe mi
nombre. Entonces digo “coño”. Pero ya lo he tomado como una broma, o sea, como
un “mira Víctor,,, pues Víctor” [se ríe], pero ya hay veces que me pasa eso,
por ejemplo, en ese sentido, cuando volví de Malasia, del viaje que hice a
Malasia y a Bali y a Tailandia,,,
-
¿Ese viaje lo
hiciste antes del diagnóstico?
Es que ese viaje, el propio médico antes de entrar en tratamiento
ya con antipsicóticos, y el propio medico, se asombraba de decir, “cómo una
persona que siempre ha estado tratada desde el punto de vista médico a estos
niveles se ha ido en plan mochilero a Tailandia [se rie], Bali , Malasia,,,” “¿cómo
puede pasar esto?”. Y se quedaba,,, el médico no salía de su asombro, y dije “pues
sí, me he ido” [se rie], o sea, te quiero decir que lo he hecho, y eso
significa que si no tuviera la medicación también lo haría, o sea, que lo puedo
hacer, que con medicación me lo pienso más, pero que espero en un futuro poder
hacerlo con medicación ¿sabes?, bueno si tengo que tomar la medicación porque
sea necesaria, entonces claro. Pues eso, a la vuelta de ese viaje oía hablar en
inglés a todo el mundo, tenía cosas, ya te digo, en ese aspecto, y eso me calmó
la medicación bastante, eso lo reconozco.
Pero por ejemplo, una cosa que me acuerdo perfectamente, que
volví del viaje y luego el tema de las creencias, las creencias es una cosa que
fluctúa mucho con la medicación. Están [las creencias] mucho más estables,
tienes las creencias justas, y de ahí no te mueves. Sin medicación puedes creer
cualquier cosa, o atraerte cualquier cosa de una creencia. Entonces, el tema de
las creencias es un tema que reconozco que la medicación me ayuda. El tema de
creencias me refiero, por ejemplo, a que ahora me crea,,, yo qué sé, que como
he estado en Malasia, y es un país musulmán, pues que [yo] me crea musulmán y
salga por ahí diciendo que soy musulmán. Entonces claro, ese tipo de cosas, y
eso lo reconozco que la medicación lo atenúa mucho, lo atenúa mucho, y entonces
te piensas dos veces a la hora de decir las cosas, y entonces tienes menos
problemas…
-
y, ¿qué efectos
negativos percibes con la medicación?
Empecé con babeo, se me caía la saliva, temblaba, ehhh,
ffff, no sé, perdía el conocimiento, se me saltó la diabetes,,, luego ha
desaparecido [la diabetes], no sé por qué, pero ha desaparecido, ehhh, me
encontraba muy mal, tenía unas diarreas terribles, tenía el cuerpo totalmente
mal, me encontraba mal, continuamente me encontraba mal y eso era por la medicación,
porque yo nunca he tenido ese tipo de problemas tan graves.
Qué ocurre, que yo, mira, te voy a decir la verdad porque
estamos para contar historias [rie]. Yo, que en esa época dices “¡ostras!, por
qué me pasa esto y por qué me encentro
tan mal”, y entonces iba al médico y me recetaba para la diabetes,,, Y entonces
,me puse en contacto con un médium, con un médium no, con un adivinador de
esos, y le conté el problema, y me adivinó exactamente la enfermedad que yo tenía
y la medicación que estaba tomando, y me dijo “tú tienes un problema muy grave,
independientemente de la medicación que te está afectando al cuerpo”, “vamos a
hacer un trabajo”,,, lo típico, y yo confié, y di un dinero,
-
¿qué medicación era
la que tomabas en ese momento?
Xeplion® [Palmitato de Paliperidona, un fármaco que puede
inducir síndrome metabólico y diabetes], estaba tomando Xeplion® cuando me dio
la diabetes, Xeplion® y,,, bueno, en principio era Xeplion. Había hecho el
cambio de Modecate® a Xeplion®. Bueno y yo le expliqué mi caso [al adivinador
que visitó], le mandé una foto y tal y cual,,, y empecé a notar cambios.
Desapareció la diabetes,,,
-
pero, ¿dejaste el
Xelplion®?
Si. Dejé el Xeplion® porque se lo pedí al doctor, le dije “por
favor quítame el Xeplion® que no me sienta bien”, y me volvió a cambiar a Modecate®,
y, si, la diabetes desapareció…
…Pues eso, entonces a raíz de ahí pues desapareció la
diabetes y yo le dije a la doctora “mira, con Xeplion® tengo una ansiedad
generalizada, pero interior, o sea, ya no es decir, “es que me pasa esto por
esto”, no, es que interiormente nace una ansiedad que me inunda y que no la
puedo controlar, o sea que nace de mi interior y ese interior tenía que ser la
medicación no podía ser otra cosa, porque si tú tienes pánico a las arañas es
porque hay una araña; si no está la araña no tienes pánico a las arañas. O lo puedes
pensar, pero no te enfrentas a ese,,, a ese,,, claro, esto era una ansiedad que
venía del interior, y que daba la casualidad que era a raíz de la inyección de
Xeplion®. Entonces le dije “mira me tienes que cambiar el Xeplion® porque es
que me está dando una ansiedad que voy a explotar, y entonces me dijo “si, si,
lo vamos a hacer, me la juego”, me dijo, “me la juego, me la estoy jugando
porque parece que tú me estás diciendo a mí lo que tengo que hacer, en vez de
yo a ti, pero voy a tomar la decisión y te voy a cambiar a Modecate®”. Se
cambió a Modecate® la cosa y desapareció la ansiedad. Sé que Xeplion® me
produce ansiedad con lo cual no me lo inyecto.
Y ahora estoy a ver si me hace un cambio a Abilify®
[Aripiprazol] que, por lo visto, trata mucho mejor lo que es el tema de la
depresión. Depresión, no porque yo sea una persona depresiva, aunque me haya
tratado en aquella época, pero yo sigo teniendo un pensamiento, en líneas
generales, optimista. La situación con respecto a la medicación, al ser
continuada en el tiempo, lógicamente te crea ahí un efecto depresivo y el Modecate®
me crea un efecto un pelín depresivo o sea como yo lo entiendo, un pelín
negativo, en cuanto a que cuando me lo inyectan, es como,,, imagínate, no sé,
como que te guste una cosa y des un salto de alegría, y te encuentres bien
porque te gusta esa cosa, ¿no? Eso no lo siento ahora. Con el Modecate® no lo
siento. Siento, siento apatía, línea fija.
-
¿Quieres decir que
no sientes motivación?
Si. No siento, no me,,, por ejemplo, me saludas y veo una
persona que me gustar verla, ¡coño alégrate! Ahora sonrío, porque me alegra,
pero no tengo esa sensación de decir, “joder, qué felicidad”. O sea, me cuesta, aunque la tenga [la alegría
por ver a esa persona], no la expreso. Entonces estoy mono, mono, ¿sabes lo que
te quiero decir?, linealmente en cuanto a afectividad, en cuanto a mostrar
afectividad. Entonces eso no va conmigo tampoco, pero bueno, ya me estoy
acostumbrando a estar más serio, o sea, que en ese sentido lo entiendo, pero si
me pudiera poner algo,,,
Por ejemplo,,, hilvanar un viaje, pues que te de esa alegría
de qué voy a hacer, dónde voy a ir,,, No. En cuanto llego a mi casa, llego
destrozado, o estoy viendo la tele y sólo con las noticias ya me deprimo, todo
ese tipo de cosas creo que el Abilify® si que las puede combatir mejor que el Modecate®,
¿qué te parece?
-
Eso lo hablamos
luego, en las otras sesiones, pero ahora me interesa mucho que sigas porque es
muy rico, realmente, el que tú expreses lo que sientes. Has dicho algo,,, te quería
preguntar si esa sensación que experimentas cuando te pinchan el Modecate®, si
está todo el rato, o desaparece con los días, o ¿cuando se hace más aguda esa
sensación?
Lógicamente el periodo son 21 días, y en 21 días yo noto
cambios, lo noto con el entorno, lo noto conmigo,,, Por ejemplo, nada más
inyectarme, noto que me da un poquito igual todo, es decir, si, oigo cosas,
pero me dan igual, oigo cosas,,, a ver, yo estoy muy pendiente de los vecinos ¿no?
tú sabes la problemática que tengo yo [se refiere a que tiene conflictos con
sus vecinos y no está a gusto en donde vive actualmente], luego estoy pendiente
de mi vecindad, de caer bien, de vivir a gusto, de vivir tranquilo, no quiero más.
Entonces, claro, hay veces que lógicamente eres parte del entorno donde vives,
y entonces hay comentarios sobre ti, y entonces claro, cuando me pongo el Modecate®,
pues como que paso un poquito más de todo, en el sentido de decir “bueno, pues
voy aquí, voy allí, cojo el coche, no sé qué, y tal”, y no doy explicaciones.
No sé si eso tendrá alguna denominación medica, o lo que sea, pero voy a mi
bola, tío, o sea, sabes, como que voy aquí, voy allí, no me preocupa nada.
Luego las ideas sexuales, las ideas con el Modecate®
cambian, a ver, tienes unos pensamientos, luego la posible,,, como se llama,
ehhhh ehhh,,, como impotencia.
-
¿la libido?
Sí, que la libido se transforma, la libido se transforma, no
es una libido normal, es una libido un poco deteriorada, o sea muy,,, no sé,,,
muy inestable. Por ejemplo, si ves a una chica que te gusta, pues lo normal es
que te apetezca tener sexo con ella, o si ves a un chico, si te gustan los
chicos, pero que ese tipo de cosas, por ejemplo, esos matices que tengo, son
productos un poco de desconocimiento, un poco de ausencia de libido. Si tuviera
libido correcta o la libido funcionando bien, pues tendría relaciones bien,
pero la libido me la ha fastidiado el Modecate®.
Es otra cosa que espero que el Abilify® cumpla como dios
manda, en el sentido de aportar un poco de claridad y de libido o que no afecte
a la libido, que sé que además he mirado el prospecto del Modecate® y dice que
afecta a la libido, o sea que es un efecto secundario.
Yo me imagino que la gente que se trata con antipsicóticos
pues lógicamente quiere tener unas relaciones sexuales como cualquier otra
persona y si lo que buscamos es normalidad, vamos a buscar normalidad. Pido al
campo farmacéutico, al campo científico, que busque la normalidad en los
pacientes, es decir que seamos lo mas humanos posibles, o sea, ni robotizados,
ni estigmatizados, ni nada, es decir,,, claro, lógicamente te tienes que atener
a que no se te vaya la cabeza, pero bueno, que sean medicamentos, por así
decirlo, que sean como parte de la persona, pero que proyecten a la persona.
-
Crees que a eso que
pides debe de contribuir solo los medicamentos que se usan o también otras
cosas, como la forma de usarlos o el trato que te dan los profesionales,,,
Si, ¿sabes lo que pasa?, que cuando hay una crisis, lógicamente
estás perdido, entonces necesitas orientación. Entonces, esa orientación es muy
importante. El médico tiene que tener un ojo clínico que llamáis vosotros, o
que se llama así, para decir, “mira, esta persona vamos a tratarle con esto”,,,
y en ese sentido yo me siento muy afortunado. Siempre que he tenido un
problema, lo he consultado, y me han orientado hacia el lado correcto, por lo
menos no me han hecho daño, no me han dicho las cosas duras, cuando no estaba
preparado para escuchar cosas, que a lo mejor fíjate, yo he hecho cosas a lo
mejor que no están de acuerdo con la vida normal, y no me han culpabilizado, no
me han,,, no, en ese sentido, me han, al revés, me han tratado de equiparar a
la normalidad, y en ese sentido es un apoyo muy grande el que un médico te
pueda decir, porque son una autoridad y cuando tu estas así en una crisis, lo
que tienes es falta de autoridad o falta de conocimiento, falta de,,,
-
Sí, ¿que necesitas
una figura autoritaria que te lleve?
Claro, una figura autoritaria que te pueda decir “pues mira,
Víctor, tranquilo, vamos a ir en esta dirección, te vas a poner bien”, ese tipo
de cosas, al paciente le vienen muy bien, y yo eso siempre lo he tenido y yo
con los doctores. He tenido siempre muy buena relación.
-
Bien, me has dicho
que has estado siete años con Modecate®. Salvo aquella vez que te cambiaron por
Xeplion®. ¿Has notado con el paso del
tiempo que el efecto del fármaco cambie en algún sentido? No sé, como que
toleres mejor ciertas cosas,,, ¿Notas matices conforme evoluciona el tiempo o
sigues notando las mismas cosas que sentías antes?
Yo lo que noto es falta de empatía, falta de emotividad,
falta de proyectos, falta de,,, pero que a lo mejor es que no los tengo yo, ¿sabes?,
es decir, que los tengo que coger. Me refiero al otro día, ¿te acuerdas?,
cuando me decías, “si es que hay una parte cognitiva que es importantísima, si
no la trabajas no hay nada que hacer, si te dejas llevar, pues cada vez estarás
peor”. Luego una cosa crítica entre comillas al médico es afirmar, por ejemplo,
que esto es crónico y que a medida que vaya pasando el tiempo vas a estar peor,
o sea que con la cronicidad, esas facultades [cognitivas] se van a ir perdiendo
con el tiempo y lógicamente te vas adaptando cada vez peor. Yo contra eso
lucho, digo “pero a ver, ¡tiene que ser mejor, tengo que luchar!”. Porque si no
existe una medicina A, pues probar la B o lo que sea, es decir, el reloj del
tiempo, a todos nos afecta, pero,,,
-
¿qué expectativas
tienes? , ¿cómo te ves a ti mismo en el futuro? Con medicación, sin medicación,,,
y si te ves con medicación ¿cómo te ves?
Yo leí, hace cuestión de un año, que iba a salir en el 2015
una nueva medicación, pero orientada no tanto a los efectos positivos ni
negativos de la enfermedad, sino orientada a, precisamente, lo que la personas
con este trastorno tienen, que es esa falta de entusiasmo, que es esa falta de
entusiasmo por la vida, falta de empatía, falta de empatía social, de buscarte
cosas, de vivir, de vivir, de sentir lo que sólo tenéis vosotros, nosotros lo
tenemos un poco mermado. Entonces ese tipo de cosas, yo estoy muy esperanzado
porque sé que van a salir en cuestión de años medicamentos que traten esos
temas, que son los que a los enfermos nos preocupan. No sólo el hecho de
tomarte Xeplion® o Modecate®, si te tienes que tomar Xeplion® o Modecate® te
los tomas, pero si no tienes ganas de vivir,,, Xeplion® y Modecate® te podrán
tapar el posible delirio, pero te tapan también las ganas de vivir que la gente
tiene, entonces, claro, ese tipo de cosas, pues me gustaría que se ahondara en
cubrir esas cosas, nos ayudaría mucho.
-
Y a parte de la medicación,
¿piensas que se pueden hacer más cosas para estar bien?
Sí, pero lo estoy descubriendo ahora, por eso estoy muy
contento. Venir aquí, por ejemplo, venir a yoga,.. Yo no he hecho yoga nunca y
ahora estoy haciendo yoga y cada vez me encuentro mejor, me encuentro con los
pies en la tierra, me encuentro más fuerte y se nota, es decir, el cambio es
brutal. O por ejemplo, el hecho de hablar contigo en el sentido del apoyo que
haces desde el punto de vista farmacéutico, desde el punto de vista
información, que vas conociendo más. Porque una cosa, yo sé algo porque a mi
hermana la han tratado mucho los médicos, y lógicamente teníamos que tirar de
enciclopedia, y yo tenía que saber lo que le pasaba a mi hermana. Entonces tenía
que tener conocimiento, porque a lo mejor necesitaba que le dijéramos el tipo
de medicación que tomaba,,, y luego porque soy un poco crítico conmigo, no
conmigo, sino con lo que me pasa, y entonces intento siempre averiguar lo que
me pasa, y para eso hay que estudiar lo que pasa y hay que informarse, en ese
sentido, sé que hay muchas cosas que se pueden hacer.
Me gustaría tener un trabajito, me gustaría que cambiasen
las leyes, que por ejemplo para las personas que tengan enfermedad crónica y que
tengan una incapacidad absoluta a todo tipo de trabajo, que les den la
posibilidad de una especie de tope salarial, o lo que sea, que pueda
compatibilizar sin ningún problema de perder esa pensión. Porque lógicamente
estamos vulnerables ante el mercado, como puede estar cualquiera, pero nosotros
quizás un poco más. Entonces si yo inicio una etapa laboral y no me sale bien,
lógicamente si yo tengo concedida por mi estado una pensión, que no me la quiten
o que me digan, “oye, mira, no te vamos a dar el dinero”, o que no llames a la
Seguridad Social y que te digan, “oye no, si pones el pie en un sitio y haces
un contrato, automáticamente te quitamos la pensión”.
-
Si, quieres decir
que tengas la seguridad, pero que también tengas la oportunidad de poder,,,
Claro, es que [el trabajo] en una persona, es uno de los valores
más ricos que tiene, el poder trabajar, el poder demostrar las actitudes, el
poder desarrollarse en el mundo del trabajo, entonces si te lo quitan, te
quedas como he visto a mucha gente, que están en un banco y ahí se tiran 8
horas y luego vas a dormir, y es que, ¡qué clase de vida es esa!, ¿sabes qué
quiero decirte?, pues claro, ¡normal le que preguntes y que no te conteste! o ¡normal
que esté amargado! O que haya gente que se suicide. Es que esa situación te
lleva a lo más drástico, y ¡si!, está tomando Modecate® o lo que sea, pero no está
en la vida, ¡no está en la vida!, entonces claro, ese tipo de situaciones hay
que corregirlas, ¡si o si!, y hay que, desde el punto de vista económico o social,
o lo que sea, echarnos una mano, darnos oportunidades como cualquier persona
que pierda un empleo, que pueda recuperarlo, a lo mejor no al nivel que puede
hacerlo una persona normal, o con las expectativas que tiene una persona normal,
pero si sentirte parte de la sociedad, que es importantísimo el trabajo.
Yo le preguntaría a Víctor si alguna vez le hicieron un chequeo hormonal, porque he leìdo que un desequilibrio del cortisol y la vitamina D pueden producir los síntomas de trastorno del humor y de la personalidad como depresión, insomnio, ansiedad, angustia, alucinaciones, psicosis, etc. Con los avances actuales de la medicina, es inaceptable que los siquiatras receten medicinas sin medir nada antes. Un saludo desde Uruguay.
ResponderEliminartu eres normal,
ResponderEliminarlo que no es normal es esta sociedad en la que vivimos!