Emilio Pol Yanguas
La tasa de homicidios, o intentos, realizados
por sujetos con psicosis previamente tratados se ha estimado en 0,11/1000/año.
(1 homicidio por 9090 pacientes /año). Estos suponen aproximadamente 2/3 de
todos los ataques homicidas por personas psicóticas. El tercio restante es
producido durante el primer episodio psicótico, al parecer la mitad de ellos
antes de iniciar tratamiento. (Nielssen O, Large M. Rates of homicide
during the first episode of psychosis and after treatment: a systematic review
and meta-analysis. Schizophrenia
Bull, 2008; 36: 702-12). En total serian 0,14/1000/año. Si se considera una prevalencia de psicosis
del 0,5%, la frecuencia de homicidios por psicosis del orden del 0,07/100.000
habitantes/año (<1 /1400.000 habitantes/año). Aproximadamente 1/6 de ellos
se producirían en condiciones de psicosis sin tratamiento previo.
Las personas con psicosis son
convictas de crimen violento más frecuentemente que la población general, pero
solo dan cuenta del 5% del total de tales conductas. A lo largo de 13 años, se
cometieron 45 crímenes violentos por 1000 habitantes, de los cuales 2,4 fueron
atribuibles a personas con enfermedad mental grave. Esto corresponde a que
aproximadamente 1 crimen violento por cada 1000 habitantes cada 5 años podría
atribuirse a personas con enfermedad mental. (Fazel S, Grann M. The
population impact of severe mental illness on violent crime. Am J Psychiatry
2006; 163:1397-403).
Los antipsicóticos de nueva
generación olanzapina, risperidona y aripiprazol parecen ser mejor que placebo
para reducir las conductas violentas (Hockenhull
JC, Whittington R, Leitner M, Barr W, mcGuire J, Cherry MG, Flentje R, Quinn B,
Dundar Y, Dickson R. A systematic review of prevention and intervention strategies
for populations at high risk of engaging in violent bejaviour: update 2002-8. Health Technologt Assessment 2012; 16(3)).
No obstante los antipsicóticos nuevos no parecen ser mejores, a este respecto
que el más antiguos, perfenazina, incluso quetiapina podría ser peor (Swanson JW, Swartz MS, VanDorn RA, Volavka
J, Monahan J, Stroup TS, McEvoy JP, Wagner HR, Elbogen EB, Lieberman JA. Comparison of antipsychotic medication effects on reducing violence in
people with schizophrenia. Br J Psychiatr 2007; 193:37-43). Los
estudios que comparan clozapine con otros antipsicóticos en el tratamiento de
conductas agresivas, también dan resultados mixtos, y las ventajas parecen
darse cuando el uso se restringe pacientes “resistentes al tratamiento” o “casos
complejos”. (Frogley C, Taylor D,
Dickens G, Picchioni M. A systematic review of evidence of clozapine’s
anti-aggressive effects. International Journal of
Neuropsychopharmacology 2012; 15:1351-71). La violencia en los sujetos con
esquizofrenia puede estar relacionada con los síntomas psicóticos, o con falta
de control de impulso o con trastorno de
la personalidad, estas diferencias etiológicas pueden ser la causa de la falta
de consistencia en la respuesta al tratamiento antipsicótico, que parecen ser
útiles solo en el primero de los casos. (Volavka J, Citrome L. Heterogeneity
of violence in schizophrenia and implications for long-term treatment. Int
J Clin Pract 2008; 62:1237-45).
Se ha relacionado las conductas
violentas con un cumplimento pobre con la medicación, (Torrey EF. Violence and
schizophrenia. Schizophrenia Res 2006; 88:3-4).La emergencia de delirios
persecutorios en la esquizofrenia no tratada se he relacionado con un aumento
del riesgo de violencia entre ex-reclusos (Keers R, Ullrich S, DeStavola BL, Coid JW.
Am J Psychiatry 2013; 171: 332-9) .Cuando la persona con trastorno psiquiátrico
tiene actitudes negativas hacia la medición, y no toman voluntariamente la
medicación, incluso pequeñas hostilidades se asocian con sufrir coerción
judicial, no así las personas que toman la medicación y presentan conductas
hostiles. Sin embargo no se asocian a mejor apoyo de bienestar social (Swanson JW, Van Dorn RA, Monahan J, Swartz
MS. Violence and leveraged community treatment for
persons with mental disorders. Am J Psychiatry, 2006; 163:1404-11).
Considerando que, por ejemplo en Inglaterra y Gales hubieran unos 12-13.000
personas con psicosis, y concediendo que 40 de ellos cometieran asesinato,
eliminar completamente este riesgo confinando o tratando a todas las personas
con trastorno mental, sería como abolir completamente la circulación de
vehículos privados para eliminar las 4000 muertes anuales relacionadas con
accidentes de tráfico en esa región. (Taylor PJ, Gunn J. Homicides by people with mental illness: myth and
reality. B J Psychiatry 1999, 174:9-14). Aunque una persona con
esquizofrenia tiene 5 veces más probabilidad de ser convicto de una agresión
grave que una persona extraída de la población general, también se podría decir
que el 99,97% de los sujetos con esquizofrenia jamás cometerán una grave
agresión y que la probabilidad de que una persona concreta diagnosticada de
esquizofrenia cometa homicidio es 1:3000 para varones y de 1:33000 para mujeres
(Walsh E, Buchanan A, Fahy. Violence and
schizophrenia: examining the evidence. BJ Psychiatry, 2002; 180: 490-5)
La frecuencia de delitos violentos cometidos por personas con
enfermedad mental grave (2,5 a 25%) es menor que la frecuencia con que las
personas con enfermedad mental son objeto de delito violento (34% a 5,6%). (Maniglio R. Severe mental illness
and criminal victimization: a systematic review. Acta Psychiatr Scand
2009; 119:180-91). De hecho el riesgo de morir por homicidio es >6 para
personas con enfermedad mental respecto a la población general (Hiroeh U, Appleby L, Mortensen PB, Dunn G.
Death by homicide, suicide, and other unnatural causes in people with mental
illness: a population based study. Lancet 2001; 358:2110-12). Los
principales factores predictivos de conducta violenta entre enfermos mentales
fueron haber sido víctima de violencia (victimización violenta) y la violencia
en el entorno circundante (Swanson JW,
Swartz MS, Essock SM, Osher FC, Wagner HR, Goodman LA, Rosemberg SD, Meador KG.
The social-emvironmental context of violent behavior in persons treated
for severe mental illness. Am J Public Health 2002; 92:1523-31). De
hecho la insatisfacción con el tratamiento recibido (y por tanto con el empleo
de tratamiento forzado) emergió como una variable fuertemente asociada a
conductas violentas entre esquizofrénicos que cumplen con la medicación (Bobes J, Fillat O, Arango C. Violence among
schizophrenia out-patients compliant with medication: prevalence and associated
factors. Acta Psychiatr Scand 2009; 119:218-25). También se ha encontrado
que el padecimiento de acatisia, un efecto adverso extrapiramidal por antipsicóticos,
figuran entre los predictores de riesgo de que un sujeto con esquizofrenia se
vea implicado en problemas judiciales por criminalidad (Greemberg G, Rosenheck RA, Erickson SK, Desai RA, Stefanovies EA,
Swartz M, Keefe RS, McEvoy J, Stroup TS. Community Ment Health J. 2011;
47:727-36).
Los medicamentos
que incrementan la actividad dopaminérgica y serotonérgica se han visto
asociados a un aumento de comunicaciones espontáneas de reacciones adversas
posiblemente relacionado con su empleo. Los resultados de la asociación del uso
de antipsicóticos con la comunicación de reacciones adversas de violencia es débil
(Moore TJ, Glenmullen J, Furberg CD. Prescription drugs
associated with reports of violence towards others. Plos-ONE 2010; 5(12),
doi:10.1371/journal.pone.0015337). El hecho de que la violencia se relacione
con el incumplimiento antipsicótico, es coherente con esta hipótesis.
El uso de forzoso de antipsicóticos durante
largo plazo en sujetos con riesgo de
incumplimiento, especialmente si estos sienten la medicación antipsicótica como
una imposición con la que no están desacuerdo, es una temeridad, ya que supone
exponerlos a riesgo de reacciones violentas por retirada.
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